Empecé a dejar de un lado las opiniones, las barreras sociales, los disfraces... Empezaste a convertirte en el centro de tantas horas muertas de clase y el motivo de mis sonrisas aceleradas contra la almohada
Me arrastraste a tu pequeño juego sugerente y aún sin saber las reglas me lancé a jugar. Porque tratándose de ti nunca supe decir que no
Sigo sin creerme que hayan pasado tres años de esto
Era curioso como tus ojos se asemejaban tanto las aceleradas calles de Madrid, quizás por la facilidad de perderse o quizás por la necesidad de, de vez en cuando, desconectar recorriendo ambos
Y es que al igual que tu rostro, tu torso, tus labios y tu pelo, cada vez que te miraba descubría una nueva arista al igual que lo hago ahora caminando por esta extensa ciudad
Supongo que era porque ambos compartiais esa extraña relación, esa en la que sientes tan de cerca aún si llegar a conocer todos sus entresijos
Recuerdo con cariño todas las calles que hemos recorrido juntos, aquellas que se extendían tanto como Alcalá o esas tan reducidas en las cuales me paraba a besarte. Me es imposible no pensar en ti cuando me paro en los puestos del Retiro o paseando por el rastro en busca de una nueva adquisición para mi biblioteca
Porque me era tan difícil discutir contigo como alejarme de aquel lugar
Y eso era una de las cosas que más me molestaban
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