Los preciosos textos que antes ocupaban las entradas de mi blog se han convertido en meras declaraciones de mi pésima actitud, la sonrisa con la que antes tecleaba cada signo de puntuación se ha vuelto un cóctel de ceños fruncidos y fuertes suspiros, cuyo consumo resulta exasperante
Crisis de un escritor, lo llaman algunos; cenizas de lo que alguna vez fui, afirmo yo, pero ¿Acaso me esperaba algo distinto?, ¿Como puedes confiar en que los demás te aprecien si dedicas tu vida a soportarte?