sábado, 29 de febrero de 2020

Un consejo y un favor personal

Estimada, por no dejarme llevar por el personalismo de querida, compañera

Realmente me fascina que te abras tanto con alguien como yo, las personas introvertidas tienden a encerrarse en su pequeño mundo y de vez en cuando nos hace falta gente que nos den un empujoncito para sacarnos del mismo

Tengo bastantes cosas de las que me gustaría hablar largo y tendido con algunas personas de clase, me enorgullece decirte que eres una de ellas; pero antes que invitarte a un café con el objetivo de hablar de nuestra situación emocional y mental y acabar perdiéndonos en anécdotas del pasado, prefiero darte una recomendación

Nunca dudes de ti misma por haber confiado en alguien

La personas somos complicadas, complicadas hasta tal punto de que nos perdemos en nuestra propia complejidad intentando copiar la de otros, pero no creo que la confianza en los demás sea una de tus complicaciones

Aún me pregunto que hubiera pasado si siguiese sentandome en primera fila absorta de la clase, o cómo serían mis días sin alguna charla intrascendente sobre cualquier tema que me brindas con una sonrisa... Me pregunto que hubiera pasado si no me hubieses tratado con tu confianza característica

Probablemente seguiría enredada en algún trabajo de última hora o encerrada en el primer libro que tengo en mi lista de lectura pendientes, pero he de admitir que, por decirlo de alguna forma, la fe que has depositado en mi me dice más de ti como persona que cualquier conversación superficial en algún bar de Madrid

No somos amigas, y nunca lo hemos sido, no porque nos llevemos mal o porque no tengamos aspectos en común sino porque (y sé que coincides conmigo) la amistad trata de experiencias compartidas y estas a su vez lo hacen de tiempo. Por resumir un poco nuestro tiempo juntas ha sido corto

No obstante, si aún con nuestro corto tiempo has hecho que dé algunos suaves pasos fuera de mi zona de confort, no quiero ni imaginarme el efecto que habrás logrado en aquellas personas que realmente te importan

Si te soy sincera, antes que focalizarme en tus sentimientos, me he pasado los últimos cinco minutos de conversación intentando imaginar a la clase de imbécil que rechaza, ya no solo una confianza a secas, sino una como la tuya

Y es que, para alguien que crea distancia por intentar evitarla... para alguien como yo, no le entra en la cabeza que clase de persona te rechazaría

Si me abriesen los brazos de par en par, de la misma forma que tú, o algunos otros compañeros de clase me habéis abierto los brazos este trimestre , nunca y digo nunca sería tan estúpida como para negarme

Porque, aunque complicadas, las personas son imprescindibles; y sí, son fuente de enfados y tristeza, pero también de felicidad y euforia. Nunca, y te lo pido como favor personal, nunca, te entristezcas de confiar en alguien que no se lo merecía, al hacerlo demuestras ser tres veces más humana de lo que ellos serán jamás

Con cariño: Meme

sábado, 22 de febrero de 2020

Amores de época

A veces pienso que nunca pertenecí a este siglo

Quizás debería haber nacido cuando aún no existía el mínimo ápice de nuevas tecnologías y las conversaciones prolíficas sobre la literatura de época se entonaban frente a un cafe, o quizás más atrás, aquella de los romances prohibidos a primera vista, donde la única forma de comunicación entre amantes era una carta indiscreta plagada de sentimientos

A lo mejor en el medievo, me imagino como una de esas damas de ojos verdes y cabellos rubios que actuaban como musas para los tan lejanos poetas, o incluso en la época dorada de España, paseando por las calles renacentistas y entromeriendome de forma indiscreta en cualquier representación teatral

Quizás en cualquier época, pero no ahora, la monotonía y el automatismo del día a día social apenas nos dieron tiempo para aquellas charlas, ahora lejanas, para romances prohibidos o intromisiones inoportunas, el presente tan sólo nos dejó hueco para el arduo estrés de los quehaceres y el deber entablar relaciones apresuradas aún entre nosotros

Sabes bien que más de una vez he soñado con cruzarme a un poeta de siglo por alguna de las tantas cafeterías que solíamos frecuentar, o de acudir a aquellos teatros donde las damas de época tendían a vestir absurdos vestidos y ridículos tocados de los cuales no hubieras tardado en reirte

Quizás sea porque nos acostumbramos a no encajar, o por que el no hacerlo se volvió costumbre habitual, pero se que sabes que no puedo evitar sonreír cuando pienso en charlar sobre el estilo bohemio característico de Neruda o en las numerosas tazas de café que podría haber compartido con Machado y su extraña adicción al mismo

Quizás podría llegar a emocionarme con la idea de intercambiar algunos versos con Luis Cernuda, carcajear para mis adentros cada vez que viese publicado uno de los tantos escritos que definían la rivalidad de Gongora y Quevedo o incluso discutir con Pío Baroja sobre la importancia de la figura femenina en el mundo literario

O quizás podría haberme mantenido alejada de ti, y de la absurda pasión que ambos compartíamos por la literatura. Debería haberme alejado de tus ojos, profundos y oscuros como ellos solos o de las sonrisas que busco apresurada mientras camino y cruzo miradas con rostros, que aún parecidos al tuyo, no lo son

Es probable que sea porque he olvidado tu tacto y prefiero consolarme en alguna obra de García Márquez antes que lidiar de forma explícita con las relaciones aceleradas del siglo XXI

Aunque si algo es seguro es que al igual que me enamoré de tantos autores lejanos, también lo hice de ti; quizás fuese porque te parecieses demasiado a Becquer o por tu tono profundo como marcado por la "Humana Voz" de Alexandre, pero compartía contigo y con tus labios la misma absurda obsesión que mis dedos y las páginas de una edición de bolsillo

La necesidad de escanear tus páginas en busca de una frase que hiciera dar un vuelco al corazón


domingo, 16 de febrero de 2020

Tal vez te quise

Tal vez el amor no exista...
Tal vez sea solo el deseo y la pasión lo que hablaban por mi cuando dije que te quería
Tal vez fuese el cansancio o el efecto del alcohol en vena
Tal vez fuesen tus besos, aquellos de verano a los que no tardé en volverme adicta
Tal fuera el miedo a la soledad que nos caracterizaba o el desastre emocional que nos definía a ambos
Tal vez fuese el ambiente cálido de agosto o tus ojos oscuros en los que no dudaba en perderme
Quizás solo fue eso, el sentimiento de dos personas ocupando el espacio o el tacto sobre la piel que nos hacía estremecer

Quizás debí haberte abrazado un poco más aquella última vez que te vi... antes de que el amor caducase y me dejases de nuevo con un vacío en el corazón

Y es que, quizás, sea de la que odia amar pero le gusta ser amada