miércoles, 26 de junio de 2019

El retrato robado

Y una vez más, aquel sentimiento de desasosiego se apoderó de mi, los pasos con los que me desplazaba eran vagos, torpes, como habían sido toda mi vida. No obstante, necesitaba llegar a casa y fundirme con la almohada... Era la única forma de deshacerme de las cadenas que arrastraban los últimos meses

Mientras aceleraba el rirmo, entre los recuerdos de las broncas de mi jefe y las charlas superficiales de mis compañeros, suspiré

Caminaba por aquel lúgubre lugar de las afueras de la ciudad, al cual difícilmente se le podía llamar calle

Mis manos desnudas se ocultaban en el vacío de mis bolsillos, la noche era fría y el ambiente cargado de humedad hacía que mis piernas temblasen

Me dispuse a cruzar la esquina del callejón, cuando una voz ronca interrumpió mis mohinos andares

"La cartera o la vida" Pronunció

"¿Y por qué no ambas?" añadí

"¿Te crees que esto es una puta broma?, no intentes joderme" contestó furioso

Volví a suspirar, la tibia luz de la farola situada a pocos metros no era suficiente para distinguir el rostro de mi agresor, sin embargo me fue fácil imaginar su cara al oír mi respuesta

"Insisto, por favor... Quedate con ambas"

Tras unos segundos de desconcierto, el sonido metálico de una navaja atravesó mi estómago, no pude evitar sonreír ante tal acto, mientras mi cuerpo desfallecia sobre el suelo de la calle

Pude sentir una mano palpar mis vaqueros, pero no encontraría dinero alguno. Mis bolsillos, al igual que mi vida se encontraban desiertos

Mientras mi respiración se entrecortaba por el dolor, el agresor deslizó un trozo de papel de entre mis prendas, me pregunto que podría haber encontrado que tuviese valor para él

Tardé unos segundos en darme cuenta, y antes siquiera de que pudiese sostenerme en pie, el ladrón comenzó a correr, atravesando la calle

Con las pocas fuerzas que me quedaban empecé a caminar, mi mano sostenía con fuerza la herida, como si aún tuviera ganas de luchar, aunque ¿Acaso no lo había hecho siempre por ella?

Me paré en medio de la carretera, mi cuerpo apenas respondía y mis sentidos se iban difuminado. Antes de desfallecer pude oír el fuerte ruido del claxon de un coche, mientras una intensa luz se acercaba velozmente hacia mi posición

Cerré los ojos y antes de sentir siquiera el chasis del vehículo, pensé en ella, en su retrato plasmado sobre aquella foto que se escapaba entre las oscuras calles de ese barrio

Es curioso, el motivo por el que aún no me había quitado la vida, fue lo que terminó acabando conmigo

Y con una lágrima me despedí, me despedí de su sonrisa, de sus profundos ojos castaños y de sus recuerdos, que vagamente se desvanecian entre la sangre que brotaba de mi abdomen

viernes, 7 de junio de 2019

El conejo desaparecido



Existen muchas formas de practicar la docencia, algunos profesores prefieren usar las horas de clases para limitarse a eso, a dar clase, otros aprovechan las asignaturas para enseñar nuevos métodos de estudio o conectar en profundidad con los alumnos, no obstante, nunca me imaginé que uno se ellos hiciese un scape room

Recuerdo la primera vez que se sacó el tema, pasó desapercibido entre los modal verbs y la voz pasiva, pero Clara, nuestra profesora, atesoró la idea

También me acuerdo de aquel día, cuando llegamos al aula y las paredes y puertas estaban decoradas con un cartel que decia: "Missing Easter rabbit", ahí es cuando nos dimos cuenta de que la siguiente clase de inglés iba a ser diferente

Llegó el día del scape room, se podia ver a los equipos trabajando nerviosos por encontrar el premio que se ocultaba entre las cuatro paredes del aula taller, era un ambiente de competición sí, pero también de trabajo en equipo y sonrisas... Muchas sonrisas

Pero lo mejor de todo esto no fue el "dulce" premio que acompañaba a la actividad, o el hecho de que una profesora se hubiera tomado tantas molestias para que, con las pruebas, fuésemos preparados para el examen; lo mejor sin duda alguna fue ver a los alumnos riendo y hablando de sus hazañas en del scape room... En inglés