Apenas había terminado el informe, cuando un leve susurro fue pronunciado cerca de mi oído. Sin pensarlo dos veces, me arrastró hacia su cama y comenzó a besarme con profundidad, a cada bocanada de aire nuestros labios volvían a juntarse, persiguiéndose con ferocidad. Enredó sus piernas a mi cintura, aumentando la fricción entre nuestros cuerpos, de tal forma que podía sentir sus pechos moviéndose al ritmo de aquella situación; mis manos se deslizaron entre su ropa, desabrochando e incluso rasgando esta. Ella seguía intentando reducir el espacio entre nosotros a lo que respondí tumbandola sobre la cama para retirar por completo aquella molesta camiseta.
Comencé a tirar de la prenda desde su cintura, a lo cual reaccionó con un leve espasmo
-Tu-tus manos… están frías- Intentaba pronunciar entre caricias
-¿Ah sí?- pregunté trás dar el tirón final- Pues calientamelas
Mi boca se dirigió directamente a su cuello, besando y devorando cada parte de este; mis manos en su lugar hacían suaves recorridos por su piel. El zig zag de mis dedos sobre la parte superior de su pelvis, la agresividad con la que me agarraba de la espalda,clavando sus uñas en mi piel desnuda, pidiendo más.
Todas estas acciones se refugiaban en un cóctel incandescente, tanto, que puedo llegar a jurar que en cualquier momento nos íbamos a derretir. Con mi boca, retiré su última prenda íntima, a lo que ella respondió con un suave quejido para después abrir sus piernas para mi, en ese momento perdí la razón; justo a la altura de mis ojos, sus muslos temblorosos intentaban ocultar su intimidad, todo su cuerpo se movía al unísono de nuestros jadeos y su boca entreabierta acompañada de aquellos ojos suplicantes fueron demasiado para mi
Mis labios se adentraron en ella, mi lengua recorría su entrada describiendo círculos lascivos, a lo que respondió con un sobresalto, pude notarlo porque intentó cerrar sus piernas, pero mis brazos sujetaban con firmeza sus extremidades, dejándola completamente indefensa
Tras unos minutos sometida a tan intenso placer, su cuerpo acabó cediendo a la lujuria, sus dedos temblorosos agarraban con firmeza mis cabellos mientras que, con las pocas fuerzas que le quedaban, marcaba el ritmo con el que yo, por decirlo de algún modo... la complacía
Tras un leve espasmo y un fuerte gemido, su cuerpo cayó rendido y aún entre convulsiones, sus brazos se revolvían sobre las sábanas de aquella lujosa cama de hotel
No pude evitar tumbarme a su lado, el aroma de su cuerpo esparcido por la habitación me hizo suspirar, y ella se volvió para mirarme directamente a los ojos
Mi corazón palpitaba a con profundidad, mientras las yemas de sus dedos recorrían mi mejilla. Me acerqué para besarla, sus brazos rodeaban mi cuello, pero a diferencia del anterior, este no era un beso plagado de lujuria, era un beso tierno, demasiado inocente para la actividad que había tomado lugar hace apenas unos minutos
No pude evitar sonreír cuando sus ojos cedieron ante el cansancio, todo en ella me encendía, me encendía hasta el punto de cabrearme